te invito





vení
a mi barco de chocolate con nueces de buey
a mi cascada de metal por la que corre húmedo viento
a mi caricia untada en nubes como dedos
a mi estanque de palabras dormidas como estrellas


vení
a buscar las grullas de papel que te esperan con mirada glacial
a surcar mi hierba intacta marcando tu paso al sol
a la montaña de cosas que tengo para decirte
a volar en aviones de madera, o ni siquiera


vení
por donde viene a veces el cartero a consolar a mi buzón
desde lo alto de las casas donde habita la gente, bajá
como las aves vienen cuando les tiro unas migas
como viene una amiga cuando le tiro una flor.


vení
sin darte cuenta de que estás viniendo
sin darte cuenta de que estás cumpliendo
esas promesas de día de semana, de jueves
esas cosas que había que acordarse de no hacer


vení
y que no se te pase traer tus lápices
de colores, la envidia de toda la clase
y que no se te enrede esta vez en los pies
el barrilete de ese pobre chico, que se le vuela


vení
a contarme lo que se traerá el futuro
a mojar los pies en la pileta de la cocina
a cambiarme las lamparitas, que no llego
a saborear el postre de la abuela


vení
y quedate un buen rato, no te vueles
jugá alfil por torre, que te conviene
pintame una pared, pintame la cara
pero por favor, no la pintes de verde


vení
y contá a la noche las estrellas conmigo
y armá constelaciones con el canto de los grillos
y rodá una par de veces por el living celeste
y sacá tus cuchillos, matá a mis cortinas


vení
y no seas caradura, mirate al espejo
para que te dibuje un bigote de jabón
y te corone reina del azulejo
y celebremos bodas de cartón


vení
que te lo pido


vení
que ya hice la torta más fea del mundo


vení
ya cambié las sábanas del cielo


vení
que te lo pido


vení, vení, vení, vení.

Y cuando cumplas mi itinerario
dibujá vos el camino.




(publicado en Alquimia para principiantes)

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