ALQUIMIA PARA PRINCIPIANTES (2006)

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« Mixtura de prosa y verso, Alquimia para principiantes. Búsqueda en la histeria y el desencuentro. Consuelo, intento de cura. Terapias de lo imposible. Arte hermética. Todos buscan, nadie encuentra. Pero quien se anima a decir cómo se sufre, merece respeto. (...)
Se suceden líricas y narraciones impecables, concebidas con maestría. Es bueno saber que en estos tiempos aparezca un texto pleno de textos que se oponen a la estupidez. »
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Aldo J. Vanza



 
« Alquimia para principiantes es un libro tan difícil de definir como cautivante en su andar sincopado. Es un libro y muchos libros a la vez.
(…) La primera alquimia es la del propio texto, que muda de formas, de temas y de voces constantemente. Mudanzas premeditadas; este no es un libro impetuoso… yo diría que, más bien, es un libro sagaz. Mudanzas que nos entretienen, nos despiertan curiosidad –sana o insana, quién sabe–, y por momentos también, nos inquietan.
Más allá del caleidoscopio de prosa y poema, de microrrelatos y de versos visuales (algunos de ellos casi concretistas), hay a lo largo de las páginas del autor un tono.
Tono bastante homogéneo, una especie de ánimo general que tiende hacia la extrañeza ante el mundo que nos toca vivir, un mundo dado pero también un mundo en construcción.
(...) Ernesto es joven pero no escribe como un joven biológico; escribe sin edad, como creo que hay que escribir.
(...) No estamos ante un libro melancólico ni triste, aunque tiene sus dosis de melancolía, pero tal vez sí estamos ante un libro que se anima a inventariar cosas inalcanzables, relaciones signadas por el desencuentro, amores contrariados, o al menos difíciles, situaciones abstrusas… y algunas preguntas. Preguntas que no tienen respuesta, o como en “Las preguntas de los chicos”, preguntas que llevan impresas sus respuestas, con efectos paradojales.
Ernesto juega bastante con la paradoja y con el contrasentido. (…) En “El iniciado” y “Los sumisos”, mis dos relatos favoritos, Ernesto narra con cruda austeridad, sin misericordia, pero con un humor que finalmente suaviza un poco el asunto. Es como si el humor de Ernesto cauterizara, en parte al menos, el terrible desajuste de la vida, ese “desentono” como él dice, ese volver a desencontrarse, con que Ernesto nos saca del cómodo sillón de living burgués en que estamos leyendo, nos sacude, nos saca el sillón.
Me gusta el humor –habría que decir la ironía– de Ernesto. Me gusta porque no es la ironía del escritor canchero. Tampoco es un recurso efectista. Por el contrario, se trata de un temperamento, desde el cual él ve el mundo y las cosas: un modo entrañable y a la vez sutil, un punto de encuentro de lo literario.
Espero que esta Alquimia genere a su vez otras alquimias y otros libros tan insumisos y tan cautivantes como este segundo libro de Ernesto Alaimo. »
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Sergio A. Pujol



Lo que hay adentro:

Las preguntas de los chicos / Génesis / Desentono / Hombre en vana (pero inevitable) espera / El iniciado / El fantasma / Fuga y misterio / Silencio / Fatalidad / Primer lamento / Fragmento de conversación telefónica / Día / Los espejos / Vuelta a casa / Cadencia / Adivinanzas / El sol y nosotros / Himnos a Nabucodonosor / Tierra llena / Te invito / Perspectiva / Tontos / Octavo lamento (grandísimo) / Él se sentó en mi cabeza / Análisis de un graffiti / Tal vez algunas semillas han brotado de su ombligo atroz… / Metamorfosis de la furia / En la plaza / Maduración / Campo semántico / Nolamento / Mundo azul / Poema platónico / Espirafatal / Cuarta cuestión / Los sumisos / Lecciones de Waterloo / Ya no / Lluvia / Asufre / La línea / Cadenas / Un día (raro el día en que) / Epílogo
 


Para conseguir este libro enviá un mail a ernestoalaimo@yahoo.com.ar

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